Climatología: solo en grandes transformaciones este elemento puede quedar afectado por la transformación en regadío. La presencia de agua en zonas de secano puede afectar a las temperaturas creando microclimas muy localizados, pero su influencia en el entorno más inmediato de la transformación suele ser irrelevante.

Suelos: la influencia de los abonados más intensivos de los regadíos pueden afectar la composición de los suelos, aunque el efecto de lavado de las mayores aportaciones hídricas suele compensarlos, siempre que la calidad de las aguas sea satisfactoria. En caso contrario pueden aparecer problemas de salinidad o derivados de la presencia de algunos elementos en las aguas de riego. También deben de ser tenidos en cuenta los procesos erosivos debidos al cambio de la cubierta vegetal o a la modificación de pendientes o de la topografía inicial.

Agua: en uso intensivo de fertilizantes puede acabar repercutiendo en la calidad de acuíferos o cursos de agua, pero el efecto global sobre los mismos depende en gran medida del tamaño de la transformación. El estudio de la calidad del agua de riego y de las de vertido es de gran importancia para valorar el impacto sobre acuíferos o sobre la edafología de las tierras a estudiar. Entraría en este apartado una descripción de acuíferos y cursos de agua relevantes afectados. El agua debe de ser considerada como un elemento dinámico.

Vegetación: el estudio de las comunidades presentes antes del desarrollo de la transformación, la presencia de zonas incultas, pastizales, cultivos de secano, catalogación de especies protegidas, de rodales o de corredores ecológicos deben de ser tenidos en cuenta para evaluar correctamente el medio natural.

Fauna: un inventario de las especies presentes permanente o temporalmente en la zona a estudiar, el catálogo de corredores ecológicos, el estudio de la ecología global son factores imprescindibles en cualquier análisis. Es de destacar en este punto el estudio detallado de aves cuyos hábitats están asociados a los cultivos de secano y que desaparecen con las transformaciones en regadío de las tierras. Suelen ser el factor más limitante o que exige mayores medidas correctoras en muchos estudios.

Paisaje: en la mayoría de los casos el paisaje no es un factor que tenga mucha influencia, pero existen casos en los que la eliminación de la cubierta arbórea, la presencia de nuevas construcciones, la simplificación de lindes por nuevos trazados o la introducción de los elementos propios del riego (pivots, tuberías, etc.) pueden resultar de importancia en parajes especialmente conservados o de especial protección.

Vías pecuarias: en grandes transformaciones pueden verse afectadas o se puede requerir su modificación. Debido al grado de protección del que gozan deben articularse medidas compensatorias que permitan integrarlas en los nuevos planteamientos.

Patrimonio cultural: un inventario de elementos históricos debe de ser realizado para evitar su destrucción o deterioro. La realización de labores profundas para instalar los equipos de riego o para mejorar la calidad edafológica de los suelos hace muchas veces necesaria la realización de un estudio arqueológico que asegure que no existen yacimientos.

Infraestructuras: el inventario de las infraestructuras existentes permite que la prestación de servicios a la comunidad no se vea interrumpida con la transformación. Servicios básicos como luz, agua, teléfono, etc. deben de asegurarse con trazados alternativos temporales o definitivos.

Medio socioeconómico: solo debe de ser considerado en grandes transformaciones que pueden afectar a parámetros tales como la renta per capita, paro o movimientos de la población. En la mayoría de los casos no es un factor que afecte significativamente, debido a la escasa entidad de las transformaciones en las economías locales, aunque debe de ser tenido en cuenta en función de su peso global.