Previo a la fase de construcción se debe estudiar detalladamente la distribución de las placas, de las instalaciones auxiliares de obra, caminos y ubicación de las líneas auxiliares.

El paisaje y la observación del mismo tienen un fuerte componente subjetivo al tratarse de un elemento en el que prima la estética. La única forma de minimizar el  impacto es elegir los emplazamientos correctamente. Para la estimación de los efectos se pueden elaborar mapas en los que aparezcan reflejadas las cuencas visuales, esto permite establecer  las áreas de visión de las plantas con gran exactitud.

Deben de considerarse a efectos paisajísticos todos los elementos auxiliares a este tipo de plantas, tales como transformadores y líneas eléctricas asociadas. En huertos solares de gran envergadura o en aquellos alejados de las redes de suministro, la línea al punto de enganche tiene un impacto visual cuya importancia es comparable a la del mismo parque. En muchos casos la mayor dimensión de los postes hace que sean visibles desde puntos muy distantes y además las características de estas estructuras asociadas tampoco se mimetizan con el medio circundante.

Una distribución correcta asegura una mejor eficiencia y hace posible el mantenimiento de la planta y permite elegir la ubicación menos problemática de todas las instalaciones necesarias. En grandes transformaciones la planta fotovoltaica puede tener una repercusión sobre el medio socio económico.. La creación de espacios que se mantengan intactos en los linderos si la extensión de la planta solar es grande o la habilitación de corredores ecológicos deben considerarse cuando existen especies protegidas o en las cercanías hay espacios de especial interés.

En la fase de construcción se producen impactos por la instalación de todo el sistema de eléctrico y de las propias placas, la creación de viales, por el acondicionamiento de las tierras con labores de nivelado y por la creación de edificaciones de uso auxiliar en los alrededores.

Las posibilidades de contaminación del suelo durante la fase de construcción o funcionamiento son escasas si se toman las precauciones necesarias durante la implantación y las labores de mantenimiento. Se deben también extremar las precauciones en la nivelación de los suelos de los  parques, con el objeto de preservar la capa de tierra fértil para el acondicionamiento posterior de toda la instalación.

En la fase de funcionamiento el impacto es mínimo excepto el paisajístico, si se han tomado las medidas oportunas para prevenir el resto de los efectos derivados.